El hermoso camino de los ingleses

La película cuenta la historia de Miguelito Dávila, que acaba de salir del hospital y ha decidido ser poeta, y los avatares de su grupo de amigos en el verano que marcará el final de su adolescencia. Hasta ahí, la historia, un guión que el escritor Antonio Soler realizó de su novela homónima, premio Nadal 2004, pero que creó como un "animal nuevo", según aclaró en la rueda de prensa posterior al primer pase realizado en Málaga el pasado viernes 24, una semana antes del estreno "oficial" del filme.
Y con ese trabajado guión le tocó el turno a Antonio Banderas. El malagueño escogió a jóvenes actores, muchos de ellos desconocidos, y se vino a rodar a esta ciudad. El resultado es un tesoro estético. Una película de autor. Un filme preciosista en el que destaca la cuidadísima fotografía, una iluminación, simplemente, perfecta; un original tratamiento en los planos, los encuadres, los movimientos de cámara... Banderas no se ha quedado en la historia y ha dado un paso más allá, introduciendo sueños cargados de simbología, desde el color rojo, a una peligrosa araña o unos pies descalzos. Destaca también la música, del malagueño Antonio Meliveo, que no cae en la emotividad y se mantiene reflejo de la historia, pero distante de ella.
Entre el elenco no quiero olvidarme de Raúl Arévalo en el papel de Babirusa, sin duda el que más conecta con el público en un personaje bellísimo. Ni al protagonista, Alberto Amarilla, al que no me esperaba para nada, después de haberlo visto en televisión, parece otro, simplemente.
Decía su director que con cada visionado la película ganaba. Si salí sorprendida del pase matutino para prensa, el de la noche me maravilló y por eso la recomiendo encarecidamente. Eso sí, al que no le guste el cine de autor, el cine raro, que vaya a verla, quizá sea un buen momento para aprender a disfrutar.
Etiquetas: cine
0 Comentarios:
Publicar un comentario
<< Home